Reto: tener imagen de marca empleadora

Enganchar a un empleado y cultivar en él el compromiso se enmarca en un proyecto employer branding, herramienta que impacta al negocio y a la reputación de la compañía.

Durante esta última década las instituciones en todo el mundo han experimentado sustanciales cambios estructurales, organizativos y sociales, dentro de estos últimos uno en especial: la relación empresa-recurso
humano.

Fue mucho el tiempo de rezago en el mercado laboral. Ya las perspectivas económicas comienzan a despuntar, con lo que se reactivan las aspiraciones de los profesionales que se han estado preparando durante ese periodo de ralentización de sus carreras y que hoy son los más cualificados. Ahora es el turno de las empresas; están ante un descomunal reto que es lo que significa movilizarse para no perder a ese gran talento forjado en  medio de las crisis.

Un gran plan de negocios implica seguridad financiera, innovación y visión comercial; no obstante, otro elemento vital en él es tener unos recursos humanos con formación y experiencia, que garanticen la sostenibilidad empresarial. De ahí que sea tan importante la gestión y selección de los talentos a largo plazo,
lo que implica a su vez relaciones sociales y personales de calidad.

Que un empleado sea “embajador” de la compañía devela un sentimiento de identificación con la misma a nivel profesional, pero además en lo personal. Así es como ese máximo sentido de pertenencia, fundamentado en la comunicación, hace que la empresa se perciba como un buen lugar para trabajar. Se habla pues de “la marca empleadora”, en inglés employer branding.

Un proyecto de estos tiene como principales beneficios: agilizar las técnicas de selección, contribuir a retener y comprometer a los mejores profesionales, así como acercar a otros que pueden ser atractivos para la organización.

Cuando un empleador logra que sus empleados asuman un mayor compromiso con su puesto de trabajo, ve los resultados en las reducciones de costos y en una creciente satisfacción de los clientes, a partir de lo positivo que ellos proyectan, a lo que se suma que en una crisis esa fuerza laboral puede asumir la defensa de
la marca. Lideran este tipo de proyectos las áreas de Comunicación y de Recursos Humanos, precisamente por el carácter que imbuyen a nivel interno y externo. A ellas les colaboran otras como Mercadeo, Jurídica, Tecnologías de la Información, etc.

Para que sean exitosos, estos proyectos necesitan ser aprehendidos desde los altos niveles jerárquicos, pues su liderazgo, compromiso y arrojo son esenciales para enfrentar las resistencias internas que puedan germinarse. Por otro lado está la enorme valía que tiene para un colaborador sentir que le predican con el
ejemplo;  incluso un gerente que ha incentivado la conversación entre personas puede ser el instrumento que use la corporación para encantar a los talentos y conservarlos.

Cultura corporativa bien definida, compromiso mutuo, motivación constante a los empleados y una marca comercial fuerte son los cuatro sustentos de un proyecto de employer branding, con el cual la organización puede conseguir ser recomendada como buen lugar para trabajar. En definitiva, una marca empleadora respalda y potencia todo lo comercial.

Dra. Lucivel Ávila, phD en comunicación social, empresarial y política.

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