¿Cómo te presentas ante un animal racional visual?

Por: Lucivel Avila, PhD. en Comunicación de Masas, experta en Comunicación Empresarial y Política

Es inevitable tener una imagen; basta ser percibido por los demás. Así que aunque no lo desees, de todas formas poseerás una.

Hablar de imagen pública es aludir a la percepción que comparten las mayorías y que provoca unicidad en la respuesta colectiva, de modo que esta aparece porque una imagen mental individual compartida ha sido coincidente en muchas personas.

Precisamente, cuando hacemos ingeniería en imagen pública es con la finalidad de lograr que una gran audiencia perciba lo mismo y actúe en consecuencia. Ahora bien, ¿cómo se origina ese proceso de percepción? Pues por la emisión de un estímulo que encuentra un receptor, el cual en su mente empieza a decodificar la información que finalmente le configura una imagen mental. Esta última se traduce en una opinión, al otorgar al mensaje percibido un valor, es decir, se da el paso de lo que en verdad es a lo que se cree que es.

En la escena política, hace tiempo se habla de la personalización: el candidato o aspirante como centro táctico. La preponderancia de la imagen en el mensaje político es indiscutible.

Somos animales racionales visuales. El tema de la imagen es trascendental, pues la mayoría de nuestras decisiones las tomamos por lo que recibe nuestra vista. Tenemos la capacidad de obtener información necesaria para forjarnos un criterio con un solo y rápido vistazo. Por esto, es invariable el axioma: “no tendrás dos oportunidades de causar una buena primera impresión”.

Puede que desde el primer impacto hasta el resultado final se destaquen las emociones provocadas, sin embargo, el proceso de creación de una imagen aceptable y respetable, que permanezca en el tiempo, es absolutamente racional y conlleva una metodología que van más allá de inspiraciones, corazonadas y gustos baladíes. Es estrategia.

Por eso, hoy les comparto cinco reglas a considerar para crear una imagen pública favorable ante ese animal racional visual:
1. Respeto por la esencia del emisor. La esencia es uno de los tres factores fundamentales para crear toda imagen, además del objetivo a lograr y las necesidades de la audiencia. La ineludible coherencia entre la imagen pública y la propia esencia es lo que le permite al político convencer y llevar a cabo una comunicación eficaz.

2. Constante evolución. Ya que la imagen es dinámica, debe ir transformándose de acuerdo a cómo evoluciona esa esencia de quien emite el discurso* y a las necesidades del público meta. Por tanto, hay que estar pendientes para producir con acierto los cambios que amerita la emisión de estímulos que crean la percepción.

3. Producción de una respuesta conductual. No es un secreto: a mejor imagen, mayor poder de influencia. La percepción tiene la capacidad de producir comportamientos, y es por esto que la imagen pública tiene tanto valor en este mundo cada vez más competitivo. Si te perciben confiable, actuarán con confianza, “te comprarán” el mensaje y te considerarán en sus decisiones.

4. Tiempo, esfuerzo y presupuesto. Son tres grandes componentes de la creación de una imagen pública. Siempre tomará más tiempo y será más difícil reconstruir una imagen, que producirla bien desde su origen. Por tal razón, lo que se recomienda es tomar conciencia de la planeación de esos estímulos antes de iniciar cualquier proyecto.

5. Cuidado de la imagen bidireccional. La imagen del individuo que representa a un conglomerado social, proyecto u organización será la imagen de sus representados, y viceversa: la imagen institucional influye en gran medida en la de sus miembros, llegando a sustituir la reputación individual incluso. Mucho ojo.

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