
En el introito valga la aclaración: se entiende que alguien es inteligente no verbalmente cuando es capaz de moverse con eficacia en un entorno determinado, no en cualquiera. Esa persona que se desempeña de manera excelente en su círculo y espacio cotidianos puede tener dificultades si cambia de ambiente. Aquí detallamos cinco competencias de quien es inteligente no verbalmente:
1- Percibe el comportamiento de los demás: esto implica que seas capaz de notar cómo se comportan las personas, percibiendo desde el más mínimo movimiento hasta su conducta en general. Por ejemplo, no pierdas de vista el olor que desprenden, su uso del tiempo, su contacto físico y como se escucha su voz al hablar. Al observar, además, es vital considerar la actitud y no sólo centrarse en captar todo tipo de información; así decodificarás gran parte de las señales que te emiten.
2- Interpreta el comportamiento del interlocutor: si prestas atención y recibes los mensajes, lo ideal es que además puedas interpretarlos adecuadamente. Te preguntarás el porqué de cada situación, relacionándola con la cultura, la edad, el sexo de la persona y sus circunstancias; le situarás rápidamente, es decir, en un contexto que te permitirá poder reaccionar de la manera más acertada.
3- Es consciente del propio comportamiento y se auto regula: resulta más fácil conocer a los demás que a uno mismo. No obstante, es fundamental que estés al tanto de cómo te comunicas, qué posiciones adoptas y cuáles movimientos conscientes son más característicos en tu desenvolvimiento diario. Conocer tus tics, gestos, movimientos más seductores y las expresiones del rostro que más te favorecen, entre otros aspectos no verbales, te ayudará a conquistar una imagen determinada, y es muy probable que sea la que quieres transmitir. Ese mismo autoconocimiento te da autocontrol, de modo que controlas tus reacciones y regulas tu estilo de comunicación. Atiende a dos particularidades: a regular las manifestaciones de emociones o sentimientos que no son convenientes develar en un determinado momento o contexto, y a ser proactivo en la expresión de las emociones que quizás te cuesta demostrar.
4- Se adapta al contexto y al interlocutor: siempre te enfrentarás a todo tipo de receptores, por lo que una de tus grandes habilidades pudiera ser desarrollar la capacidad de adaptación al entorno y a diferentes personas, calibrando de modo correcto el grado de formalidad de una situación para adecuarte en tu comportamiento, por ejemplo. Bien es sabido que las relaciones humanas conllevan constancia en la acomodación a las reacciones ajenas. Cuando al interactuar tú no quieres ajustarte a la coreografía del momento, entonces adoptas una conducta disonante, rígida, incomprensible y desconectada la mayoría de las veces.